Vino tinto, si no hay de Valdemoro, démelo de Pinto
Ya hemos hablado de la relevancia como punto comercial de Valdemoro, pero considero que el vino valdemorés es un tema aparte. Ya extinta en la actualidad, la producción vinícola de esta localidad era tan destacada que es mencionada reiteradamente en varios textos.
Como ejemplo podemos leer este segmento de la poesía burlesca del conocido poeta Francisco de Quevedo:
Con nombre de Valdemoro,
vende, por azumbres, charcos;
ranas, en vez de mosquitos,
suelen nadar en los vasos.
Loos conceptos de vino y Valdemoro estaban tan vinculados que eran prácticamente sinónimos. Otros ejemplos que también hacen esta comparación son Francisco de Rojas Zorrilla, Galdós o incluso Arturo Pérez Reverte en su conocida obra histórica del Capitán Alatriste.
Desgraciadamente poco a poco se ha ido olvidando esta tradición en la localidad. Comparar la cumbre del vino valdemorés, que hasta fue protegido en 1552 por el rey Carlos I con el impedimento de la entrada de "mosto ni uva" con su final en 2001, cuando se embotelló la última botella de este municipio, nos recuerda no solo la destrucción de la economía agrícola del país sino también cómo el paso del tiempo puede incluso acabar con las tradiciones más arraigadas.
Todavía permea como tradición en Valdemoro reunirse los amigos el 8 de diciembre, día de la Purísima, y probar juntos el vino de la última cosecha. (Aunque al no haber ahora cosecha en Val
demoro se beben vinos de toda España).
Como nota final, como referencia al título, son famosos varios refranes que se refieren a los pueblos de Pinto y Valdemoro. En este caso se refiere a que a falta del buen vino (el de Valdemoro) como mínimo que se ofrezca algo parecido. Otros refranes tienen orígenes más difusos.
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