la cuna de leyendas

 

 

 
Felipe II de Austria (o Habsburgo), llamado El Prudente. Hijo y heredero de Carlos I de España e Isabel de Portugal, nació en Valladolid en 1527. Fue rey de España, Portugal, Nápoles, Sicilia, Cerdeña, Inglaterra e Irlanda; duque de Milán; duque titular de Borgoña, y soberano de los Países Bajos. Su figura provoca, al igual que ocurre con su palacio-monasterio, muchas preguntas y, al mismo tiempo, giran a su alrededor un buen número de exageraciones y leyendas. Por tanto, vamos a tratar de ver las más destacadas y que siguen dando tema de conversación hoy en día tanto entre curiosos como entre historiadores. 


1. Las Puertas del Infierno 


El Diablo siempre ha estado muy presente en el origen del monasterio. La tradición local ha conservado la memoria de que, en el solar sobre el que reside el monasterio, se encuentra una de las puertas del Infierno. Según ciertas fuentes, el lugar elegido fue una decisión personal del propio monarca Felipe II. La leyenda lo atribuye a la supersticiosa creencia de que, al levantar un templo, imitando al rey Salomón, complacía a Dios pues así taponaba un acceso al mundo de ultratumba. 

Cerca de la famosa silla de Felipe II, el punto desde el que, según algunos, el rey contemplaba el progreso de las obras del monasterio, se han encontrado vestigios de una piedra que en épocas prehistóricas fue un altar de sacrificios utilizado por los habitantes del lugar, la tribu de los vetones. 



2. La Parrilla 


La planta del edificio y sus torres en los laterales recuerdan sutilmente la forma de una parrilla. Esto ha hecho que popularmente se haya interpretado como un homenaje a San Lorenzo, el cual fue quemado vivo en una parrilla. De ahí que este monasterio se le conozca también como la Parrilla. Aunque muchos historiadores insisten en que esta leyenda no es cierta, ya que el hecho de que se dedicara el Templo a San Lorenzo fue una casualidad. En los Países Bajos, se ganó la batalla de San Quintín y el monasterio se fundó en honor al santo en cuyo día se había ganado la batalla, es decir San Lorenzo. 


3. El Perro negro 


La leyenda cuenta que, durante la construcción del Monasterio, todas las noches aparecería un perro negro que ladraba y aullaban durante toda la noche, lo que hacía que los obreros no pudieran descansar y por ello ralentizaba la construcción del Monasterio. El rey Felipe II ordenó que se diera caza al pobre animal y una vez muerto, lo colgaron de una de las torres donde permaneció durante muchísimo tiempo a la vista de todo el mundo. Se pensaba que podía ser un enviado del infierno ya que allí se supone que había una de las puertas por las que se accedía a él. Años más tarde, cuando el rey se retiró allí para morir, afirmaba que seguía oyendo los ladridos. 

La explicación real de la historia fue que El marqués de Navas, gran amigo y consejero del rey Felipe II, visitó las obras del Monasterio, acompañado de un magnífico sabueso. A la salida, el perro quedó perdido y por este motivo ladraba cada noche.  

4. En busca de la piedra filosofal 

 
Parece ser que el monarca Felipe II estaba obsesionado con la piedra filosofal y que no dudaba en utilizar la alquimia y a los alquimistas para conseguirla. 
Este es el motivo por el que Felipe II reunió en la gran biblioteca del monasterio, gran cantidad de tratados relacionados con esta misteriosa ciencia, así como literatura sobre magia y astrología. Se cuenta que muchos de los libros que adquirió el monarca eran libros prohibidos por la Inquisición y que se encuentran dados la vuelta para que no se pudieran leer sus títulos. De hecho, llegó a consumir numerosos brebajes y también dormía con momias de diferentes Santos porque tenía la firme creencia que le ayudaban a sanarse de las diferentes dolencias que sufría. Fue tanta su obsesión por las reliquias sagradas, que llegó a coleccionar 7.422 en El Escorial. 
Confirmamos que en la biblioteca hay libros que están dados la vuelta, pero ya no podemos comprobar sus títulos, porque está completamente prohibido tocar cualquier elemento de la biblioteca. 



5. La sala de los secretos 


Uno de los mejores secretos que esconde el Monasterio del escorial es una pequeña y oscura sala, sin ningún ornamento que está después del panteón de Infantes. Esta sala es conocida como sala de los secretos. Juan de Herrera, el arquitecto que diseñó el edificio, consiguió en esta sala que dos personas colocadas en ángulos opuestos pudieran conversar, casi susurrando y con una gran claridad mientras que los que estaban en medio de la sala no oyeran nada. 


6. Las esposas de Felipe II. 


Se cuenta que hay ciertas apariciones nocturnas por la noche en el monasterio. Algunas de esas apariciones son las 4 esposas del rey Felipe II, María de Portugal, María Tudor, Isabel de Balois y Ana de Austria, que pasean de vez en cuando, tranquilamente con un cirio en la mano por la longa del monasterio. 

7. Estatua de San Lorenzo. 


Estaba claro que ‘el protagonista’ que da nombre al municipio de San Lorenzo de El Escorial debía tener una estatua en el monasterio y sobre él también recae una leyenda. Se dice que la figura mira hacia la montaña que tiene en frente, hacia el lugar donde supuestamente hay escondido un tesoro que nunca ha sido hallado. 


8. La bóveda plana 


A la entrada de la basílica, encontraremos la famosa bóveda plana de Juan de Herrera, la cual refleja un gran conocimiento técnico del arquitecto. 

Según se cuenta, este elemento le llevó a discusión con el Rey Felipe II, sobre si la bóveda plana sería capaz de soportar el peso, por lo que le obligó al maestro a colocar una columna central. Juan de Herrera estaba tan seguro de sus cálculos matemáticos que realizó la columna en cartón. Cuando Felipe II se dio cuenta, alabó al arquitecto que finalmente la hubiera construido, pero Juan de Herrera, para demostrar sus conocimientos, derribó la columna con un manotazo. A lo que el Rey respondió sorprendido: “Herrera, Herrera, con el Rey no se juega”. 


9. Los ladrillos de oro 


En los días despejados y a partir del mediodía, cuando el sol ilumina el chapitel de lo alto de la cúpula, un poco por debajo de la bola que sustenta la cruz de lo alto, podrás ver unos destellos dorados. Se trata del famoso “ladrillo de oro”, que ha dado lugar a algunas curiosas leyendas. Alguna de estas leyendas cuenta que es un ladrillo de oro, y que marca el lugar donde está enterrado un importante tesoro, que como ha pasado con los anteriores, nunca ha sido encontrado. 

En realidad, se trata de una placa de bronce dorado a fuego con una plegaria inscrita pidiendo la protección del edificio frente a los rayos. 
 

10. La última piedra 


La última piedra de la construcción del Monasterio fue colocada en una cornisa del patio de Reyes, el 13 de septiembre de 1584, en presencia del mismo Felipe II. 

Está emplazada en el lado izquierdo según se entra al templo, señalada con una pequeña cruz en la cornisa, encima de una pilastra, y próxima al empizarrado, resultando difícil de identificar. Sin embargo, justo encima, ya en el tejado, se perfila una silueta que parece ayudar a su localización. El Padre Sigüenza lo explicaba así: 

“en este mismo año de 1584 se puso la última piedra de todo el cuerpo y cuadra de esta casa, en lo que toca a cantería… Está asentada en la cornija del pórtico o patio; delante de la iglesia tiene una cruz, aunque desde abajo no se percibe, más encima de ella, en el mismo empizarrado. Está hecha de suerte que la punta baja de la cruz señala cual es la piedra”. 

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